“Sufrir de soledad es mal vivir”
¿Envejecimiento y soledad van siempre de la mano?
No necesariamente. La soledad no es privativa de ningún grupo de edad, aunque los acontecimientos biográficos que desencadenan el precipicio de la soledad pueden ser más acusados en la edad avanzada. Así, la pérdida de seres queridos, de pareja, la lejanía de hijos e hijas, la enfermedad y el deterioro físico y mental, la movilidad reducida, los obstáculos en las infraestructuras y el entrono próximo, la vida en contextos institucionalizados, se correlacionan con sentimientos de soledad.