Asegura que es “la mejor lotería que nos podría tocar”, y hace una mención especial a quienes ayudan a la entidad desde 2008 de forma ininterrumpida.
El pasado sábado 27 de junio tuvo lugar, un año más, el reconocimiento que Hurkoa realiza a las personas voluntarias que le ayudan en su actividad diaria, de las que la mayor parte colaboran principalmente en funciones de acompañamiento. El Seminario reunió a más de medio centenar de patronos, trabajadores y voluntarios de la Fundación, ante los que se dio también detalle de las actuaciones más destacadas llevadas a cabo a lo largo de 2014 y de los principales retos a cumplir en el nuevo Plan Estratégico 2015-2018.
Hurkoa, a través de su responsable de voluntariado, Evelia Cantera, hizo hincapié este año en la imposibilidad de medir el valor añadido que son capaces de proporcionar las personas voluntarias a la organización. En un acto en el que se describieron los hitos más relevantes de 2014 y las principales líneas de actuación del nuevo Plan Estratégico 2015-2018, explicó que, si bien “nos felicitamos por todos estos objetivos logrados y por los aspectos positivos cuantificados, no es tan sencillo en cambio medir la aportación de las personas voluntarias a este proyecto”.
Así, aseguró que no es suficiente contar las horas dedicadas, las acciones realizadas, el número de voluntarios y voluntarias que han participado durante el año, sino que su implicación en la Misión y en el día a día con cada una de las personas atendidas va mucho más allá.
Por eso se preguntó “¿cómo medir la calidad de cada encuentro, la escucha paciente, la atención prestada, los ratos de compañía, la comprensión, los vínculos afectivos establecidos con los que se encuentran más solos, aislados y desprotegidos, la satisfacción manifestada por las personas acompañadas? ¿Cómo valorar el grado de compromiso de cada persona voluntaria y lo que supone para cada una la dedicación de esas horas liberadas de otros compromisos personales o familiares? ¿Cómo valorar la experiencia, iniciativas y los valores compartidos?”.
Tras estas preguntas para las que no existe respuesta, Evelia Cantera concluyó que la riqueza que supone un voluntariado comprometido es el mejor superávit con el que cuenta Hurkoa, “la mejor lotería que nos puede tocar, porque su valor es incalculable”. Un valor que en 2014 estuvo muy presente en la organización, siendo 186 las personas voluntarias que colaboraron, con 53 nuevas incorporaciones.
Finalmente, resaltó que ser voluntario es mucho más que hacer cosas voluntariamente: “Supone una forma de ser, un compromiso vital, gratuito, que responde a unos valores humanos y espirituales que nos motivan para mantenernos en el tiempo. Supone un reto en nuestra vida, que necesitamos fortalecer y alimentar, potenciando las motivaciones, la participación, la formación continua y la coordinación entre todos”.
Homenaje
Por todo ello, Evelia Cantera explicó que el voluntariado necesita sentirse apoyado y reconocido para mantener viva su participación, “para sentirse miembro de un grupo que busca objetivos comunes”, y dio paso al homenaje que tuvo como principales protagonistas a las 17 personas voluntarias que llevan colaborando con Hurkoa desde 2008 de forma ininterrumpida, aunque también hubo un reconocimiento para aquéllas que han contribuido con su apoyo los tres últimos años.
Entre las primeras se encuentran Julia Lete, Cristina Aguirre, Catalina Mohar, German Gaminde, Nekane Amiano, Pepi Peña, Angel Mediavilla, Antonio Labaca, Feli Zurirrain, Itziar Marcuerquiaga, Raquel Iturri, Mª Teresa Zubeldia, Mª Dolores Perfecto, Isabel Legorburu, Marina Padrones y Antolín Rodriguez.
Entre las personas voluntarias los últimos tres años están Zorione Ortuondo, Francisca Lizaso, Catalina Mendinueta, Mentxu Larrea, Mª Jesús Chasco, Paquita Garmendia, Mª Carmen Moreno, Luis Ortega, Juan Zubizarreta, Mª Carmen Pascal, Mª Jesús Iparraguirre, Román Orobengoa, Jose Luis Trapero, Jose Manuel Álvarez, Mª Ángeles Escudero, Bittori Tapia, Mª Begoña Martinez, Jose Mª Ortubay, Irati Garrido, Iñaki Orue, Pètri Barbero, Mª Ángeles Azpiroz y Arantza Astola.